Hace ya meses os presenté la renovación de un cabezal antiguo. Os prometí las mesillas, pero se me fué el santo al cielo.

Aquí las traigo.

Lo primero, en este caso, fue desmontarlas para tratar las partes correctamente.

Las puertas resultaban muy prácticas en épocas en las que había que guardar el orinal o las zapatillas, hoy en día preferimos los cajones.

Ambas mesillas habían sufrido un importante ataque de carcoma. Tras aplicar el tratamiento correspondiente hubo que masillar un gran número de galerías.

Además encontré zonas debilitadas y piezas con peligro de fractura. Las reparé y reforcé las uniones añadiendo espigas de madera.

Encargué los cajones al carpintero y les apliqué la misma imprimación y color que al resto de la mesilla.

Las dí por terminadas con un pequeño toque de desgaste.